domingo, 25 de septiembre de 2011

Cuando dos almas

Cuando dos almas se juntan
y sentir pueden su aliento,
es porque solas estaban,
y solas permanecieron.

Cuando dos almas responden
al fugaz beso de vida,
es porque muertas se hallaban,
como el verso sin la rima.

Cuando dos almas palpitan
con violencia al abrazarse,
es porque la soledad
ha tardado en apagarse.

Cuando dos almas se unen,
sea por distancia o por tiempo,
es porque estuvieron ambas
heridas por los encuentros.

Pero, cuando dos almas, al
responder con un beso
se encuentra el Amor confuso,
ese beso ya es un verso...
y aquel Amor ya es un mundo.

Dedicado a Marta Pérez Villarán

martes, 20 de septiembre de 2011

Las Tentaciones del Diablo

De nada me sirvió envenenar
ni de mentir a mi débil cuerpo
al contacto dulce de unos labios
que apagaran de mí el sufrimiento.

Apenas probé el néctar del Diablo
cuando, encendiose en mí una llama,
y acudieron ángeles, del Infierno
avivando recuerdos del alma.

Como los espíritus del Hades,
castigados con el fuego eterno
y, como Baudelaire, ¡"Flores del Mal!"
encontré un castigo en cada beso.

Me encuentro, embotados, cuerpo y mente,
¡Espíritu perdido y sin rumbo!
-¿Quién eres? -¿Quién soy? -Soy Confusión.
-Y si lo soy... ¿qué hago en este mundo?

Ruborizado ante la ternura
quedé de los bellos ojos tuyos,
tan limpios, tan pulcros y tan claros...
y, como el Dios de Amor, ¡siempre puros!

Pero a mi desgracia, batallando
prosiguieron mente y corazón,
alejose el Dios de tu mirada,
y Lucifer trajo su canción.

Pero dime, ¡Oh! ¿cómo luchar
contra el infierno y sus Tentaciones?
¿Cómo alejarme del triste verso?
¿Cómo interrumpir mis emociones?

Confundí el Amor con la lascivia,
las falsas sonrisas con el llanto,
¡Besos nostálgicos! Siempre fríos
Privome de tu cálido abrazo.

Fueron tantos besos como mentiras,
y tantas mujeres como engaños,
mas, fueron alivios del dolor
que, al recuerdo, agravaron el daño.

Y fue de la misma forma en la que
mis labios rozaron otros labios,
y el Impulso tumbó la Razón,
¡Igual se inclinó Dios ante el Diablo!

¿Do quedó la corte celestial?
¿Dónde está el Dios de Amor del pasado?
Me contesta una voz a lo lejos...
-Dios está muerto... y tú... ¡olvidado!

Miro a mi alrededor y no hay nada,
estoy tan solo como los muertos,
sin nadie... ¡incluso sin Soledad!
¡Ni siquiera el consuelo del verso!

¡No puedo ni mirarte a los ojos!
¡Ahora maldigo mi fugaz Sino!
¡Sed malditas, sucias Tentaciones!
¡Sed malditas, como mi Destino!

Así, me alejé yo de ti igual que
me alejé de Dios muy poco a poco,
pero, a cada beso... a cada lágrima...
¡Siento que me estoy quedando solo!

Ya ves que de mí no queda nada,
sólo el remordimiento, el frío...
ahora sólo me sacian tus besos...
la caricia al labio confundido.

martes, 6 de septiembre de 2011

Corazón perdido

Lágrimas brotan de las almas heridas por el amor desengañado. Mis lágrimas cayeron sobre las rimas de Bécquer, por ser un enamorado rechazado. La oscuridad borraba todo rastro de mi rostro mientras contemplaba, confundido, todo cuando me rodeaba, pero estaba más que seguro que, aunque hubiese luz, mi vista seguiría sin ver más allá del poema que tenía entre mis manos.

No me acuerdo de mucho de esa noche. Sólo me acuerdo que escuchaba voces conocidas de amigos míos hablando de forma animada a mi alrededor. Sólo me acuerdo de que estaba sentado en una silla y la trémula luz de un foco alumbraba el lugar en el que estábamos. Sólo me acuerdo que miraba a las estrellas y no podía parar de dibujar tu cara. De dibujar tu nombre. Sólo me acuerdo del murmullo de la brisa trayéndome, endiabladamente, el sonido de tu nombre colándose por mis oídos, y el suave perfume que tanto te gustaba usar. El rumor de unos besos confundidos entre las palabras de mis amigos que nunca llegaron a impactar sobre mi mejilla... ni a rozar un milímetro de mi cuerpo... ni ha colarse por mi boca para caer por mi garganta. Sólo me acuerdo de que, a pesar de ser una noche de verano, yo sentía frío. Un frío atroz y violento. Me acuerdo que, estaba acompañado, pero ha sido uno de los momentos en los que más solo me sentí. En los que más buscaba pasión y consuelo y no encontré más que risas burlonas y tristeza.

Sólo me acuerdo de que recitaba en voz alta un poema. Las palabras brotaban de mi boca como brota la sangre de la herida abierta, y, a cada palabra que soltaba, más morir me sentía, como si las letras fueran puñales de palta clavándose en mis costados... pero también más necesitado de la poesía. Encontré en aquel poema un refugio para mi alma enamorada y atormentada, pero, las estrofas, antes estructuradas y bien separadas con sus versos, se confundían unas con otras. Apenas sabía dónde empezaba la una y donde acababa la otra, pero, poco a poco, y sin yo quererlo, fue apareciendo una iamgen. Un retrato que me resultó familiar. Un retrato tuyo. Sentí nostalgia y morir. ¿Por qué se comporta el destino conmigo así? Me pregunté, mas, no obtuve más respuesta que el silencio del sordo solitario, y las palabras del poema que me hablaba.

Pero si maldije al poeta por escribir los versos y dibujar tu cara, mi corazón dio las gracias a Dios por encontrarse de tal forma con lo más profundo de tu alma. Así, a medida que avanzaba el poema, mi corazón daba botes dentro de mi pecho al igual que mis ojos saltaban de palabra en palabra para leerla. Se recreaban tanto por verte...

Pero si maldije al poeta por escribir esos versos y hacer el retrato de tu rostro, más maldije su final, porque con la última letra de la última estrofa desapareciste, y la leve compañía de tu dibujo, se desvaneció y me dejó solo, para volver a caer en el abismo de las tinieblas y las sombras del que, probablemente, jamás debí salir para conocerte, por desde que acabé el poema, no sólo salieron más lágrimas de mis ojos, sino que, además, me di cuenta de que había perdido el corazón, y no era porque no lo sintiera latir... sino porque me di cuenta de que se había ido contigo.

[...]
"¡Ay! es verdad lo que me dijo entonces:
verdad que el corazón
lo llevará en la mano..., en cualquier parte...
pero en el pecho no."

Sólo entonces comprendí lo verdaderamente importante que eras en mi vida. Sólo entonces, cuando, mi corazón perdido, huyó de mi pecho.

Dedicado a ti, por robarme el corazón, y dedicado a Bécquer, por traer a mi mente tu recuerdo y por ser mi refugio.