Hay una lágrima blanca en el luto del cielo
Ahogada en un velatorio de luz.
Al verte tengo ahora la certeza de que
Eres como el amor perdido,
El presente olvidado: pues, aún Creciente,
Para mí, ya nunca serás Nueva,
Y aunque llegases Llena
No eclipsarías la soledad,
De la que ni tú, ni yo, somos ajenos
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