sábado, 10 de agosto de 2013

Cuéntame

Me tumbo en la cama con una sonrisa y me pongo a pensar en la cantidad de cosas que tiene que contarme la Luna. La cantidad de besos que ha tenido que ver. La cantidad de hermosos momentos que ha tenido que contemplar. Si el mundo le preguntara, ¿qué tendría que contarle? Habrá sido testigo de las pasiones más ocultas, de los placeres más prohibidos, de los amores más eternos, y de los besos más fugaces. ¿Cuántas historias se han fraguado bajo tu luz sin que fuésemos conscientes de que nos mirabas desde allí arriba? Seguro que no soy el único que te pregunta por esas anécdotas, que en el mundo hay más nostálgicos que dejan volar su imaginación inventándose cosas que nunca sucedieron, pero en sus corazones, esos recuerdos existen. Llevan nombre y apellido, incluso fechas inexistentes que anotan en el calendario del olvido con ilusión y alegría. ¿Verdad que es bonito?

¡Cuéntame una historia! Cuéntame la historia de un tal Romeo y una tal Julieta, que me han dicho que es preciosa. Cuéntame esa historia que escribió un inglés embaucado por tus destellos hace mucho tiempo y que tiene por protagonista a esos dos jóvenes, y una tal Noche por único espectador. Cuéntame ese cuento indeciso, que empieza sin un "érase una vez" y acaba sin un "fueron felices". Cuéntame como un romance destruyó a dos personas y unió a dos familias enfrentadas. Cuéntame cómo el Amor triunfó sobre la Muerte. Cuéntame a cuántos borrachos has visto recitar poemas, hacer el tonto por una chica. Cuéntame cuántas chicas has visto reírse de un borracho por hacer el tonto, cuántas sonrieron porque, a pesar de todo, lo darían todo por ese ebrio rapsoda. Cuántos rechazos, cuántas aceptaciones, cuántas luchas, cuantas decepciones, cuántas esperanzas, ¡cuánto amor has visto!

Cuéntame todos los paseos que se han dado por el borde de un río. Cuántos besos dulces se han perdido en un mar de agua salada. Cuéntame cuantas gotas de agua salada han acabado por provocar la noche más dulce.

Cuéntame a cuántos mudos diste voz, a cuántos hombre de voz viste quedarse mudos. Cuéntame cuántos ciegos vieron la luz, y dime, ¿quiénes, por una luz quedaron ciegos? Cuéntame cuántos tímidos se han vuelto valientes, cuántos valientes se volvieron cobardes.

Cuéntame, ¿cuántos suspiros se han perdido en el cielo? ¿Cuántas peleas de enamorados has visto? ¿Cuántas reconciliaciones? ¿Cuánto dolor y cuánto alivio? Seguramente necesitarías del infinito para contarlo.

Me gustaría saber en cuántas fiestas has estado deslumbrando con tu vestido blanco, pero has pasado siempre desapercibida porque nunca nadie se ha fijado en ti, pero te da lo mismo. Te dedicas a sonreír, a ver todas las situaciones, tan cerca y tan lejos. Eres la única espectadora de todo, una reina solitaria sobre un trono de estrellas cubierta por un manto negro.

Y ¿qué quieres que yo te diga? Lo mejor es que me calle ya, que deje de hablar, que acabo de olvidar si estaba hablando de la la Luna, o de dos ojos que ilusionan. De una mujer que enamora con una fecha inexistente en mi calendario del olvido.

Dedicado a Andrea Fernández

4 comentarios:

  1. Precioso. La luna es la amante más antigua, pequeña y redondita, inocente, pero siempre atenta y llenando el corazón de los poetas, justo como las musas.
    Me ha encantado, quizás el texto que más me ha llegado de todos los que he leído de ti. Enhorabuena.
    Por cierto, ya echaba de menos leerte.

    ResponderEliminar
  2. Eres un mamón con clase, mi mas sincera enhorabuenna XD.

    ResponderEliminar
  3. Anda que no podrás quejarte por los comentarios jajaja
    Opino igual, un gran texto. De verdad Richard no se como a veces te puede venir esta inspiración tan profunda. Eres el hijo puta con más pasión que conozco, o al menos que consiga mostrarlo de alguna manera. Que conste que a veces hasta me cuesta seguirlo y tengo que empezar otra vez xd
    ;)

    ResponderEliminar