Declaro la guerra
civil entre mi corazón y mi mente en este momento. Que salgan los tanques,
corra mi sangre, muera la muerte en mi vida; fusilen al sentido común.
¡Hondeen el
romanticismo! Suspendan las antiguas revueltas, ¡proclamad nuevas revoluciones!
Condenad el llanto, exaltados de la sonrisa: ¡no habrá amnistía para la razón y
el sentimiento en la refriega!
Dad golpes de Estado
en vuestro pecho, derrocad el gobierno de la congoja, ¡que el amor tome las
calles ahora que la utopía es nuestra aliada! ¡Apátridas de la felicidad, uníos
a las filas de la esperanza! I want you
to Love Army!, reza un cartel de propaganda con el tío Sam señalándote; al
fondo de la calle devastada, unos milicianos han gritado un ¡No pasarán! Contra
el miedo y la tristeza. Hoy los tambores de guerra traen música de alegría;
hoy, todas las voces de todas partes son amigas.
Pero sobre todo, que
a este partisano de la Resistencia, no dejen de besarle tus labios. Y que tus
labios no dejen de traerle la luz de las mañanas cuando, presa del desamparo,
cae herido en combate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario